Ana Langeheldt es una artista sevillana que desde muy pequeña aprendió a amar el arte hasta convertirlo en su vocación. Enfocó su vida a formarse, adquirir conocimiento y a apreciarlo todo desde “esa” manera de ver el mundo. Esta artista, que encontró su hueco en la pintura mural o arte urbano, la ilustración y la pintura, ha realizado trabajos para importantes empresas y marcas. Entre ellas se encuentran el Festival de Cine Europeo de Sevilla, Freixenet o Anaya.
Ana Langeheldt, su inspiración y obra
Siendo joven empezó su trayectoria realizando encargos de retratos, entre otras cosas, así como decorando negocios. Estando en la facultad empezó a presentarse a concursos y a participar en exposiciones colectivas hasta ser la artista que es hoy en día. Onírico, Barroco y colorido, así es como define ella su estilo artístico. Afirma que su mayor inspiración es su ciudad, Sevilla, gracias a su iconografía, su artesanía, su arte, su arquitectura, su tradición y su historia.
“Vivo en una ciudad de contrastes, donde a veces el absurdo roza unos límites maravillosos. Puede rozar la sublimación del detalle más mínimo y pasar a lo ordinario de un salto.” afirma la artista.
También tiene otra gran influencia que viene de la cultura hip hop de los 80/90, la cual proviene de Estados Unidos. Posteriormente comenzó a pintar murales y entró en contacto con el arte urbano y una estética visual muy definida. Sus obras están marcadas también por la cultura asiática; su estética, su dibujo, grafismo y simbología. Como afirma ella, su manera de saber compaginar de una manera perfecta y respetuosa la tradición con lo futurista.
La disciplina que más le apasiona es el dibujo; y dentro de ella, la ilustración y el arte urbano “Lo que me gusta por encima de todo, es el dibujo, es la base de todo, “el esqueleto”. Gracias al dibujo consigue contar historias a través de imágenes.
El arte urbano lo descubrió ya estudiando Bellas Artes, y llamó su atención porque es algo que se suele hacer en grupo. Tal y como ella explica, fue ese “ritual” y esa complicidad la que le enamoró.
“Pintar gigante es una maravilla y un reto siempre. Cuando acabas la satisfacción personal es incomparable”.
Actualmente tiene algunos proyectos en marcha y algunos en pausa debido al Covid19, los cuales espera retomar pronto. Asimismo, a lo largo de su trayectoria ha recibido algunos premios y menciones, pero afirma que para ella el éxito es vivir del arte en la época que vive.
Tal y como Ana Langeheldt nos cuenta “Conozco muchos compañeros que tiraron la toalla por el camino, cambiaron su rumbo o se mudaron de lugar por perder la ilusión, o porque alguna cuesta abajo fue más dura de lo normal. Yo aposté por seguir, y aquí sigo, haciéndolo lo mejor que sé y puedo. Aunque a veces sea difícil y me replantee si todo esto merece la pena. Y aunque a veces piense que algo tan importante como la cultura, no se valora como se debiera, sigo aquí fuerte y sincera”.